domingo, 15 de marzo de 2015

TRES ENCUENTROS EXTRATERRESTRES

ENCUENTROS EXTRATERRESTRES

Uno de los casos de abducciones más conocidos en Argentina se produjo en la provincia de La Pampa. El abducido, Julio Platner, agricultor y comerciante de la pequeña localidad de Winifreda, pasó por una experiencia de pesadilla después de una visita rutinaria a la casa de un amigo.

Winifreda era en ese entonces un pueblo de 1.700 habitantes, está situado a 670 kilómetros de Rosario y a 45 kilómetros al norte de Santa Rosa, capital de La Pampa. Como la mayoría de los residentes de esta pequeña localidad soñolienta, Julio Platner, 33 años en ese entonces, se dedicó al negocio de cultivo de cereales. Era una persona sencilla de pocas palabras, que rara vez leía noticias en los periódicos que llamaban la atención y fue visto como un buen compañero.

La historia:

En la tarde del 9 de agosto de 1983, Julio Platner visitó la finca de Don Antonio Fisher, situada a unos 10 kilómetros de la localidad de Winifreda, para gestionar la venta de cereal. La amigable charla se prolongó más de lo previsto y alrededor de las 7:30 pm (19:30 horas), Platner decidió irse a su casa. Fisher lo acompañó al lugar donde había estacionado su camioneta y antes de despedirse le pidió a Platner de asegurarse de cerrar bien la tranquera (puerta o portón en otros países) para evitar el escape de un grupo de caballos que estaban sueltos en la finca.


Mientras Platner se dirigía hacia la entrada de la finca, vio a una reflexión entre los árboles, pero no le pareció importante. Cuando llegó a la tranquera, se salió de su camioneta para abrirla y de pronto vio una masa luminosa de luz lanzándose hacia él, que parecía la luz de una "soldadura autógena" y produjo un sonido similar al de una turbina. Instintivamente intentó de cubrir su cara con su brazo derecho, pero perdió el conocimiento.

Una experiencia increíble:


Cuando su conciencia volvió, se encontró sobre una camilla o "un sillón, parecido a lo que los dentistas usan", rodeado por cuatro seres que lo observaban atentamente. Como pudo notar, la habitación era amplia y esférica, sin esquinas notables y las paredes parecían que estaban acolchadas ya que en ciertas partes notó algo como "bultos". El lugar estaba bien iluminado, pero Platner no pudo identificar ninguna fuente de luz convencional. A su derecha observó una especie de "vitrina", que se destacaba por su brillantez en contraste con el resto del entorno que era más opaco y no mostraba ningún detalle. Platner estima que permaneció en esa sala por unos cinco minutos.


Los seres que lo acompañaban tenían una forma antropomórfica, eran proporcionados en altura, estimado a 1,60 metros. Dos de ellos estaban delante del abducido y los otros dos en cada lado y levemente detrás de él. Uno de los seres tenía senos, por lo que Platner identificó a éste como una mujer. Ella estaba reteniendo el hombro derecho de Platner con su mano izquierda.

Los ojos de estos seres eran grandes, redondos, fijos y no tenían párpados. En vez de encontrarse hundidos en una cavidad, sobresalían de la cara y Platner afirmó que en el centro de cada ojo "había otro ojo pegado en la parte superior del otro." Los labios eran finos,similares a los de los humanos y la nariz era chata y tenía dos pequeños agujeros.


Sus movimientos eran suaves y lentos que dio la sensación de que se deslizaban en lugar de caminar. Platner describió el vestuario como "una sola pieza ajustada al cuerpo" de un color gris-verdoso, pero le dio la impresión de que se integraba con la piel, sin que se notara las costuras o los bordes de la tela.

Platner, que intentó de comunicarse, no lograba emitir ningún sonido ni podía oír lo que decían los seres al mover sus labios. Aseguró que la entidad femenina telepáticamente le informó que él podía contar de lo que le estaba ocurriendo, pero también le aseguró en adelanto que no todos iban a creerle. Un segundo mensaje le instó a calmarse.

Platner recuerda que el silencio era total, que la temperatura era absolutamente normal y que no se sentía la mano apoyada en el hombro derecho. En cierto momento, trató de levantarse, pero su cabeza chocó contra una barrera que no podía ver. No recuerda haberse golpeado, pero en cambio se sintió paralizado. Al observar su propio cuerpo, se dio cuenta de que le habían quitado la chaqueta y el suéter, el reloj y todavía tenía su camisa puesta, aunque la manga de su brazo izquierdo estaba enrollada.


El ser de apariencia femenina mantuvo su mano izquierda sobre su hombro derecho y los demás seres aplicaron en su muñeca izquierda un tubo transparente de unos 20 centímetros, con un extremo flexible que terminaba en una esfera. El ser movió el objeto sobre la superficie de su brazo izquierdo y se detuvo en la fosa del codo. El tubo se llenó hasta la mitad con sangre que, según Platner, parecía ascender en forma de remolino. Después de la extracción, se le instó a ponerse de pie, que Platner hizo con cierta inseguridad. Lo último que recuerda es que los seres desaparecieron repentinamente.

El despertar:

Platner recuperó la conciencia dentro de su camioneta. Aproximadamente cuarenta minutos habían pasado desde que el resplandor de luz se abalanzó sobre él. Se sentó con las manos en el volante y recordó que "no me faltaba nada. Tuve mi reloj y estaba completamente vestido de nuevo. Incluso tenía la chaqueta cerrada hasta la mitad como antes, algo que me llamó la atención porque la cremallera tiene un defecto en la parte de abajo y es difícil de enganchar. La llave estaba en su lugar, pero el motor estaba apagado, lo mismo con las luces de los faros, que antes estaban encendidas. El vehículo arrancó sin problemas."


Él inmediatamente reconoció el paisaje y se dio cuenta de que estaba en un camino vecinal a unos 17 kilómetros de la tranquera de acceso de la finca de Fisher. Entonces recordó que Fisher le había pedido que cierre la tranquera, así que regresó al lugar. Platner dijo que en el momento en que salió a cerrar la tranquera, tomó conciencia de la extraña experiencia que había vivido. Se colocó delante de los faros de la camioneta y pudo ver que tenía marcas en su brazo izquierdo, donde la sangre seguía brotando.

Platner subió a su vehículo y se dirigió a su lugar de trabajo en Winifreda. Llegó a Nervi S.A. aproximadamente a las 8:30 pm (20:30 horas), pero no comentó nada a sus compañeros de trabajo. Permaneció allí hasta las 9:00 pm (21:00 horas), y luego se fue a su casa. Su esposa notó que estaba alterado, ante su insistencia, Platner le contó lo sucedido. Ella le recomendó que al día siguiente visitara a Adolfo Pizarro, el médico de la familia.

El diagnóstico del médico:

Dr. Pizarro examinó las marcas y comprobó que la lesión en la muñeca parecía una simple raspadura. La marca que aparece en la fosa del codo fue una punción en una vena, similar a la que queda después de una extracción de sangre. El médico cree que el pinchazo no parecía haber sido producido por una jeringa común, ya que aparecen varios agujeros pequeños y la marca superficial no mostró evidencia de un hematoma.

Conclusión:

Esta historia fascinante es una abducción típica, excepto que este abducido recuerda todo lo que sucedió, sin la necesidad de la regresión hipnótica. Estando enterado de lo que había ocurrido y las heridas sufridas por él, me recuerda del caso del brasileño Antonio Villas Boas, que se produjo en 1957. Usted puede leer acerca de él en este sitio web aquí. El caso de Antonio Villas Boas, en memorias de abducciones alienígenas, fue el 
primero registrado.

cuba

Usted puede haber oído hablar del caso de abducción de Antonio Villas Boas del 1957 (Brasil) y del caso de abducción de Betty y Barney Hill del 1961 (EE.UU.), pero ¿has oído hablar de un intento secuestro, que se produjo mucho antes de estos dos casos en 1954? Este incidente involucró a dos hombres que tuvieron el éxito de impedir su secuestro luchando contra los extraterrestres. Lo extraordinario es que en cambio un extraterrestre fue casi secuestrado por un terrícola que trató de detenerlo y llevarlo a una camioneta. Este incidente extraño ocurrió en Petare, Venezuela.


 El 29 de noviembre de 1954, entre las 2:00 y 2:30 de la madrugada, Gustavo González, un empresario cubano de 25 años de edad que vivía en Venezuela y su ayudante venezolano José Ponce, viajaban en la camioneta de Gustavodirigiéndose a la charcutería "Industria Nacional de Embutidos C.A." o "Scheper" ubicada en la calle Bella Vista de Petare, a obtener productos para venderlos en el mercado libre al amanecer.



Al conducir por la calle Bella Vista, se sorprendieron al ver la calle iluminada, como si fueran las 12 del mediodía. Cuando salieron de la camioneta para ver lo que estaba sucediendo, José de repente salió corriendo hacia la camioneta después de ver a un ser extraño acercarse a ellos. 

Segundos después, Gustavo también lo vio y vaciló al principio, pero luego avanzó hacia él y envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo para capturarlo y llevarlo a la camioneta. Pero el pequeño alien era bastante fuerte y logró soltarse de su llave. Cuando se soltó, Gustavo cayó sobre el pavimento, pero logró levantarse rápido. Según Gustavo, cuando lo alzó pesaba unos 50 kilogramos (110 libras).

Mientras seguía al pequeño alien, se dio cuenta de algo aún más sorprendente: dos alienes pequeños más se acercaban hacia él, uno de ellos le alumbró con un dispositivo de linterna. Por lo visto venían para ayudar a su compañero. La luz lo cegó por unos segundos impidiendo que vea lo que estaba sucediendo y poco después de haber vuelto a su estado normal, agarró su cuchillo de "Boy Scout" (escultismo) cuando vio al mismo alien que él trató de detener venir hacia él. Como cuestión de instinto, tiró una cuchillada sobre su hombro, pero a su sorpresa, el cuchillo resbaló sobre su piel dura como un rinoceronte, evitando que se penetre. Cuando el extraterrestre trató de agarrarlo, se dio cuenta de que cada uno de sus cuatro dedos tenía una garra afilada.


Mientras tanto, su asistente, José Ponce, salió de la portezuela del lado derecho de la camioneta y se dirigió hacia el objeto esférico, cuando de repente surgió de lavertiente derecha un pequeño extraterrestre peludo subiendo de prisa por una cuesta empinada y cargando en las manos juntas un montón de tierra.

Cuando el alien pequeño vio a José Ponce venir, saltó dos metros, se metió en la ventanilla y desapareció en el interior. Segundos después, se asomó con otro ser que estaba armado con un tubo largo y brillante sostenido entre sus manos y señalando a los dos hombres.

De pronto, sintieron una vibración en todos sus cuerpos, paralizando a Gustavo y a José. Luego observaron la esfera brillante elevándose majestuosamente y en silencio a un punto alto en el cielo nocturno y luego desapareció.


José Ponce corrió y llegó a la Inspectoría de Tránsito de Petare situada en la misma calle donde ocurrió el extraño suceso. Pocos minutos después, Gustavo González llegó al mismo lugar y después de beber un poco de agua y de recuperarse, relataron con entusiasmo lo que había sucedidoa los fiscales de guardia. Manuel Moreno y E. Domínguez afirman que ambos entraron en su oficina a las 2:30 de la madrugada con ese cuento, pero no estaban borrachos niinsanosLo que ellos dijeron y narraron era verdad, aunque asombroso estaba lleno de detalles que parecían reales.

Su amigo José Ponce y él eran capaces de describir a los alienígenas de esta forma; el que Gustavo agarró era peludo, no tenía una nariz, tenía los ojos brillosos, de baja estatura, estaba descalzo y llevaba un vestido muy extraño que parecía un taparrabos. Él era muy ágil y fuerte para su tamaño y fue capaz de soltarse de sus manos saltando como un gato.

Más tarde en la mañana, el oficial Jesús Antonio Yanes expresó lo que le sucedió a Gustavo y a José era algo muy singular. Posteriormente, Gustavo tenía un fuerte dolor en el costado izquierdo y fue llevado a un hospital para recibir asistencia médica. A las tres de la tarde (15.00 horas), en el hospital, tomaron una radiografía para descartar una fractura de las costillas, pero se reveló una distensión muscular en ese lado del cuerpo.


Tras el incidente, personas que los conocían personalmente declararon que ellos tuvieron una experiencia extraordinaria, pero evidentemente, han demostrado que no estaban borrachos. El gerente de la "Industria Nacional de Embutidos C.A." o "Scheper", Antonio Cherchi declaró que conocía a Gustavo y a José de vista y de trato y se dio cuenta de que eran personas serias y trabajadores que llegaban a tiempo todos los días a las dos de la madrugada a retirar sus productos. Él reconoce además que no tenía ninguna queja ni que no había notado algo anormal en ellos, y si ellos dicen que vieron algo o tenían contactos con algo que les perturbó, él les cree...

Por otra parte, los periodistas que los entrevistaron estrechamente lograron averiguar que Gustavo y José no estaban en realidad bajo la influencia del alcohol cuando ocurrió el incidente. Si hubiesen estado borrachos, las autoridades de tránsito les habrían reprendido. Además, cuando Gustavo fue trasladado a la sala de emergencias, estaba bastante nervioso y su costado izquierdo aparecía un poco magullado.

Otros testigos:

Otras personas testificaron que habían visto u oído algo en la calle Bella Vista, entre ellos está la Srta. María Antonieta Avellaneda quien afirmó que ella estaba despierta entre la una y las dos de la mañana, en el momento del incidente ysintió "algo así como una detonación y un siseo sibilante", pero no le prestaba demasiada atención, porque ella estaba preparando un remedio para un niño enfermo en la casa donde vive.

Asimismo, el Sr. Concepción Garrachan, que vivía en Petare, indicó que horas antes del incidente, había visto sobrevolando al sur de Petare, "Un extraño aparato luminosoque no hacía ningún ruido y que otras personas lo han visto también." Más tarde a las dos de la madrugada, una explosión se escuchó en la calle Bella Vista y otras zonas del Valle de Caracas.

El Sr. Manuel María Soria, que vivía en la avenida Sucre  31, a sólo tres cuadras del lugar señalado por los testigos del aterrizaje, declaró que cuando se dirigía a su casa a eso de las dos y media de la madrugada en un auto de alquiler, de repente notó que una luz potente iluminó el vehículo, obligándole a detenerse momentáneamente. De pronto se escuchó algo como un silbido agudo,penetrante e insoportable. Puso el auto en marcha a toda velocidad y se dirigió a su casa, donde le contó a su madre, Doña Juanita Soria, lo que había sucedido. La señora contestó que ella había oído "algo", pero creía que "era uno de esos aviones adquiridos por el gobierno que hacen mucho ruido".

Otro testigo referencial fue el Dr. Julio Garcés, un laboratorista del Hospital Pérez de León en Petare, declaró que poco después de las dos de la madrugada del domingo, al pasar en su auto cerca de la calle Bella Vista, oyó como un grito de terror, procedente de "una voz de chillona". Se detuvo a ver qué ocurría, pero no vio nada. Lo único que oía eran los gritos y no sabía de donde provenían.


Además, la Sra. Elsa Duderstadt de la calle 9 de Los Palos Grandes, donde vivía, declaró que ella estaba en su jardín de su casa cuando vio una luz muy brillante en dirección a Petare. La luz era muy intensa que ascendía en forma de disco, cambiaba de tonalidad y fulguraba por varios minutos. Su hijo Rodolfo Duderstadt, categóricamente reiteró lo expuesto por su madre e indicó que: "La visión que hemos tenido nos ha dado mucho que pensar, puesto que ocurrió a la misma hora que en Petare. No sabíamos los detalles del caso hasta cuando leímos el relato en los periódicos". La señorita Ursula Wiede, una sobrina de la señora Elsa Duderstadt, también tuvo la oportunidad de presenciar el extraño fenómeno.

Los vecinos de la urbanización Los Caobos que vivían a lo largo de la antigua vía férrea que conducía a la ciudad de Petare, destacan que en esa misma madrugada y en el momento indicado, observaron cómo una luz muy brillante pasó sobre sus casas alumbrando sus habitaciones con destellos muy intensos. Muchos se abstuvieron a dar declaraciones a la prensa, para evitar ser tildados de locos o ser citado por la "Seguridad Nacional" que había realizado una averiguación al respecto.


La Sra. Avelina Del Paso, que residía en la calle Andrés Bello, indicó que varias  unidades de patrullas policiales y de la "Seguridad Nacional" se presentaron a la zona imponiendo el orden e investigando en las calles, casas y en los terrenos donde se sintió la explosión al paso de la brillante luz. 

El Sr. Francisco Leal, que vivía en la calle 7, sintió la explosión al igual que los demás residentes del sector. Varias familias enteras se encontraban fuera de sus hogares muy asustadas, todas comentaban la posibilidad de que era una especie de "arma" e indicaron que según las declaraciones dadas a la policía que era una luz azulada e intensa que se difundió hacia arriba, todo el mundo oyó el extraño ruido.

Así termina este relato de un suceso que aún no está claro en nuestros contemporáneos informes de los ovnis porque los medios de comunicación (la prensa) y la ciencia no están dispuestos de exponer al público, ni quiere 
estudiar, ni si quiera reconocer.

Polonia

Juro solemnemente ante Dios, que mi informe sobre el encuentro con los extraterrestres, el 10 de mayo de 1978, es absolutamente cierto. Dios es mi testigo que estoy diciendo la verdad." Ese fue el juramento firmado por Jan Wolski, un devoto Católico Romano, en la presencia de dos testigos y convenció al sacerdote local de casi 100 años de edad que Wolski realmente estaba diciendo la verdad.




Esta es una historia de un anciano agricultor polaco que fue abducido por los extraterrestres en la época cuando Polonia era un país comunista controlado por la Unión Soviética. Debido a esta abducción alienígena, que fue la primera registrada en Polonia, se convirtió en el primer país en el entonces mundo comunista en desarrollar un movimiento ufológico civil con organizaciones.






Este encuentro/abducción alienígena es el más famoso y el más conocido en Polonia.  Se ha vuelto tan popular que en 2005 se erigió un monumento en Emilcin, Polonia, en el lugar donde se dice que la abducción había ocurrido, para conmemorar la abducción de Jan Wolski. El texto en polaco, dice: "El 10 de mayo de 1978 en Emilcin un objeto ovni aterrizó. La verdad nos asombrará en el futuro".

Además, Wolski no tenía exposición a los informes de los ovnis ya que no tenía televisor, ni siquiera una radio, y sólo leía los periódicos cuando sus hijos los traían a casa.


La Historia:

El 10 de mayo de 1978, temprano en la mañana unos minutos después de las ocho, Jan Wolski de 71 años de edad, viajaba en su carreta por un bosque cerca de su pueblo (Emilcin, Polonia). De pronto vio caminando delante de él a dos pequeños humanoides (alrededor de 1,5 metros de altura), vestidos con trajes negros ajustados, encapuchados y yendo en la misma dirección en el camino. Se movían de una manera torpe extraña, manteniendo sus piernas bien separadas.

Cuando Wolski comenzó a alcanzarlos, inesperadamente saltaron en ambos lados de su carreta sorprendiéndolo de su agilidad. En este momento, la carreta se sacudió como si hubiera un aumento desproporcionado de carga. Sentados en ambos lados en la carreta detrás de Wolski, empezaron a conversar entre sí en un idioma extraño, que constaba con chillidos y sonidos muy agudos similares a las palomas y las risas de las hienas. Esto despertó sus sospechas de que no eran humanos.

"Los miré de mi lado", dijo Wolski, "De una manera extraña, vestían con trajes ajustados negruzcos, sólo la cara y las manos estaban descubiertas. Pensé que podrían ser chinos, pero no pregunté. Sus piernas colgaban fuera de la carreta y era obvio que tenían zapatos raros del mismo color que el resto de la ropa, pero la parte delantera tenía forma de aleta. También tenían entre sus dedos una pequeña membrana desde la base hasta el final de la primera articulación del dedo. No entendí nada de lo que decían… como  que 'gorjeaban' entre ellos."


Cuando llegaron a unos trescientos metros de un pequeño claro delante de la carreta, Wolski notó contra una pared de árboles un vehículo plateado inusual cerniéndose unos 4 a 5 metros sobre el suelo.
  
Su forma más o menos se parecía a un helicóptero de dos rotores. El vehículo no tenía ventanas y su única abertura era una puerta situada en el centro de la pared frontal. La jamba de la puerta reveló el espesor de las paredes estimadas alrededor de 20 centímetros. El ovni no tenía cuello, alas, patas o ruedas. Las únicas cosas que sobresalían de su exterior eran cuatro dispositivos en forma de cilindro colocados en cada esquina. Cada uno de estos cuatro "cilindros" contenía espirales verticales, descritos por Wolski como parecidos a "brocas". Se arremolinaban muy rápido, pero no echaban aire. Mientras giraban, parecían estar haciendo un zumbido débil, algo similar al sonido producido por un abejorro.

Desde la puerta del vehículo cayó una pequeña plataforma elevadora unida a cuatro cables. De repente, uno de los alienígenas se colocó en él "y con un gesto amistoso me invitó a entrar", Wolski dijo. Al instante ascendió a donde esperaban dos humanoides más dentro del vehículo. El humanoide que se había quedado en la planta baja, también subió para unirse a los otros tres. El vehículo tenía cuatro tripulantes.

Jan Wolski recordaba algunas cosas durante su estancia en la nave alienígena. Dentro del vehículo había un solo cuarto rectangular. Sus paredes totalmente no penetraban la luz. No había tampoco ventanas. Estaba oscuro y la única fuente de iluminación era la puerta abierta. La puerta estaba envuelta en una especie de tubo vertical situado a la izquierda del marco de la puerta. El piso, las paredes y el techo plano se veían como si estuvieran moldeados de un material duro similar al vidrio. El cuarto estaba vacío, sin muebles, sólo contenía pequeños bancos negros atados a las paredes con cables de 60 centímetros (dos cables por asiento). Wolski no notó ningún interruptor o indicadores de luz. Cerca de la entrada yacía una docena de aves vivas: cuervos o grajillas. El techo era semicircular y a lo largo de él corría un "tubo" negro.


Wolski dijo: "Eran un poco más cortos que los terrícolas, tenían las caras verdes oscuras y llevaban trajes negros/grises ajustados que cubrían todo el cuerpo y no había botones o cremalleras. Tenían los ojos inclinados y una boca que asemejaba a una delgada línea incolora. Cada uno de los dedos fue rodeado por una membrana. Hablaron entre sí en unidioma desconocido".

En algún momento, cuando entró en el cuarto, le obligaron a desvestirse. Wolski dijo, "Me dijeron, en lengua de signos, que tenía que desnudarme... Empezaron a examinarme con unos discos que parecían platos. Cuando estaba desnudo comieron algo horriblemente transparente que se parecía al hielo. Entonces uno se colocó cerca de una pared con dos pequeños agujeros perforados sobre ella. Él metió una barrilla negra dentro de los agujeros y les dio vueltas como si estuviera ajustando algo. Lo hizo varias veces."


Unos minutos después de examinarlo, le permitieron que se vistiera. La visita por lo visto se había terminado. Él se colocó en la puerta donde estaba la plataforma elevadora, se volvió hacia los alienígenas, puso su sombrero en el pecho e inclinó la cabeza y la parte superior del torso, en un gesto cortés. Ellos también se inclinaron hacia él. Wolski dijo además: "De todos modos, siempre fueron muy amables conmigo. Querían que me comiera un hielo extraño, pero yo ya quería volver a casa. Me apresuré a bajar unos pocos metros donde estaba mi carreta y yo estaba pensando en cómo pronto llegar a casa y contarle a todos sobre lo que me sucedió".

Cuando Wolski llegó a su casa, ató las riendas de su caballo y corrió adentro. Allí alertó a sus dos hijos y notificó a los vecinos. Fueron a buscar el ovni, pero ya no había un rastro de él. Obviamente no había un rastro donde el ovni flotaba en el aire, pero en todo el suelo blando los alienígenas dejaron mucho de su presencia en forma de huellas. Como tal, en los bosques y en el prado estaban llenos de huellas de estos ovninautas. Por desgracia, en los próximos días estaban completamente pisoteadas por cientos de personas y de la policía.


Cuando huyó a su casa, él no registró la hora de su salida del vehículo. Un niño de cinco años vio el objeto salir volando a baja altura sobre el pueblo de Emilcin y lo describió como un "autobús volador". Ese testigo informó que vio una escotilla cuadrada debajo del vehículo. Poco después de pasar por el pueblo, el vehículo aceleró, produjo un "trueno" (como una explosión sónica) y desapareció. Unos minutos antes de Jan Wolski anunciar lo que había experimentado, algunos residentes en Emilcin escucharon un estruendo espantoso procedente del subsuelo.


La siguiente es una historieta de la abducción de Jan Wolski que estaba escrito originalmente en polaco. Siempre quise traducir esta fascinante historieta, pero yo no hablo polaco. Revisé todo el Internet para ver si lo encuentro en español o en inglés, pero no había nada. Por suerte, lo encontré en francés, el único idioma que fue escrito aparte del polaco, que se me hizo más fácil para traducirlo en español e inglés. El siguiente artículo fue traducido por Nelson C. Rivera (PRUFON). 








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